lunes, 30 de enero de 2017

Patricia Aguirre: Fragmentarium Por Alberto Espinosa Orozco

Patricia Aguirre: Fragmentarium
Por Alberto Espinosa Orozco


“También el reino de los cielos es semejante a un mercader
que buscando buenas perlas halló una perla preciosa,
fue vendió todo lo que tenía y la compró.”
Mateo, 13



   La artista durangueña Patricia Aguirre se ha echado a andar por el camino, en medio de la crisis que asalta, que socava y fatiga al mundo contemporáneo, y lo que ha encontrando es un estridente panorama desalentador, erosionado por el viento maniático y  angustiado por los temblores de la decadencia. Es por ello que en su más reciente exposición el motivo paralizante del miedo se le ha impuesto a la vez como una evidencia y una clave, entendiendo tal sentimiento de ansiedad como un símbolo disuelto por toda la superficie de la cultura y a la vez como un estigma de su asfixiante presión histórica y de su exasperada tensión generacional.
   Arte narrativo que al hacer un inventario  de los emblemas de la crisis va revelando, a través de una selección y catalogación de sus imágenes cotidianas dominantes, un entramado de fondo en el que se relata una especie de viaje simbólico: viaje de penitencia plagado de peligros, callejones sin salida y cruces de caminos, en cuya trayectoria la artista va dando cuenta tanto del mundo roto y fragmentario que se abre a su paso, cuanto de los obstáculos interpuestos por las fuerzas oscuras, que aparecen como signos de advertencia en el exterior, los cuales  tienen como objeto retrasar la llegada del viajero al centro interior y escondido de la persona.[1]
   El retablo de 40 imágenes presentado por la artista, numéricamente asociado a los periodos de penitencia, nos muestra en sus retratos una serie heteróclita de imágenes condensadas de la modernidad, como si de una madeja hecha con los cabos sueltos de un gobelino deshilachado se tratara. Lo primero que salta a la vista entonces al ser puesto de relieve por la artista, es el esfuerzo que hay en el arte de retomar, de manera coherente y ordenada, el sentido disperso de lo social, para incorporarlo en una estructura más basta que lo englobe y donde puedan leerse las relaciones internas, el lugar y el significado que los fragmentos tienen en esa totalidad. Y lo que así aparece es una especie de chisporrotear de los colores y de caída en los sentidos, donde en torbellino se levantan las ilusiones del cuerpo y de la mente, hasta el grado de fracturar o desarticular los elementos materiales y psicológicos de sus modelos.





      Imágenes del reverso del mundo racional de la técnica dominadora de la materia inanimada y, a través de ésta, de la naturaleza humana misma donde, sin embargo, se muestra el expediente de sus resultados finales: el hombre convertido en un átomo aislado de los demás, escindido de sí mismo y separado de la unidad de la armonía cósmica –es el retrato del hombre moderno, que tras de sus disímbolo atavíos se ha vuelto infértil, no creativo, fracasado en su proyecto de libertad, que envuelto en el vértigo del tiempo no puede responder ante su propia vida, esencialmente frustrado al poner en contradicción partes de su propia naturaleza, dividido, escindido en contra de sí mismo al romper con todos sus responsabilidades y compromisos fundamentales con el prójimo y con la tierra misma –quedando por ello ya disgregado entre los sonámbulos, aletargado por sus fantasías narcisistas; ya preso del melancólico extravío, desdibujado entre las asambleas de los corazones sombríos, que tras el humo del café y los reflejos de las vidrieras consagran las horas a vagas mecánicas para matar el tiempo. Mundo postmoderno, pues, que se ha descarrilado, en su proceso de progresiva secularización, hasta el grado de constituirse como una sociedad en riesgo de precipitarse al abismo cínico de la deshumanización, dándose así una peculiar modulación cultural, que bajo la forma de la moda o del hábito de las costumbres espolvorea la ansiedad y el miedo por todos sus rincones. Cultura de riesgo, es verdad, acicateada por la aceleración de la historia, la tecnocracia, el inmanentismo y la publicidad, disparada en todas direcciones, que la artista a su vez tiene que dividir en una serie de figuras emblemáticas para llevar a cabo el análisis de sus compleja problematicidad.
   Se trata así de un retrato de mundo contemporáneo en el que reina la aceleración de la historia, donde el imperio de la técnica y sus procedimientos acaba con la diversidad de las culturas, uniformándolas sin unirlas, empobreciendo los estilos y aplanando las diferencias; mundo globalizado de la condensación de las formas y de condenación de las ideas, donde las figuras estéticas dejan de ser realidades espirituales, intelectuales y sensibles, para consagrar el objeto único que niega el sentido, el cual a su vez es negado por una abstracción, por un concepto -que resulta vacío. Retrato del mundo contemporáneo y nuestro, absorbido y degradado por los vacuos rituales de la vida pública y por sus órganos masivos de publicidad. Mundo eviscerado y sin distinción ninguna, donde para volverse acepto hay que adoptar todo un sistema de convenciones arbitrarias, de imposturas y de lugares comunes asociados, recayendo de tal modo en el magma del gregarismo apelmazado por la irracionalidad humana. Mundo de artefactos y de producción en serie también, cuya estética de la utilidad y el rendimiento arroja al arte a la esfera de la entropía histórica y de la aldea global, cuyo muladar de signos  resulta infectado por el chancro estético de las frívolas vanguardias, arrojando a la palestra, confundida con sus convulsiones, la imagen cada vez más desarticulada de la belleza. Pintura, pues, que pone ante los ojos los símbolos una vida condenada a la frenética instantaneidad de las imágenes, cuya absoluta prioridad de lo significante deja sólo un vacio succionador donde se ha retirado el espíritu de la humanidad y junto con él el alma del mundo, en un remolino que no deja impronta de su paso al filtrar su polvareda entre las piedras erosionadas del olvido, abandonando así a la belleza, ya inerme, a su propia desnudez envilecida.
   La detenida meditación de la pintora Patricia Aguirre en la compleja composición de su retablo, no es así sino el esfuerzo sostenido de concentrarse en sí misma, a través de las mil veredas de las sensaciones, de las emociones y de las ideas para, atravesando la muchedumbre de los deseos, volver a la luz –sin dejarse coger o atrapar por entre los vericuetos del camino. El viaje, difícil, sembrado de dificultadas, es riesgoso porque equivale a una muerte y a una resurrección espiritual en su trayecto, el cual conduce en su fin al interior de sí misma, al santuario oculto donde residen a la vez las potencias más misteriosas de la personalidad y el secreto de la unidad perdida del ser. Proceso de transformación, pues, narrado como viaje simbólico por el valle estridente de las tinieblas contemporáneas, poblado de presencias irreales, ominosas o huidizas, hacia las costas diáfanas de la luz y del ser, donde se establece como fin la victoria del espíritu sobre la materia, de lo eterno sobre lo perecedero y de la inteligencia sobre las violencias y licuefacciones del instinto.




   Mirada crítica, es cierto, que en base a las virtudes de una estética colorista y a la rapidez de la ideación, busca el encuentro del centro místico de la persona, de su propia persona, en un esfuerzo de concentración de la imagen simbólica, para lograr así la sublimación de la materia, la transfiguración de los elementos y la superación de los instintos primordiales –encontrando a través de recuento de los orígenes la perfección ideal de los fines, adquiriendo así por transformación la naturalización espiritual. Purificación del símbolo también en lo que tiene de participación y solidaridad con todos los niveles cósmicos, potente por tanto de participar activamente en la vida de una cultura, de partir y de insertarse en el lenguaje vivo de una comunidad por virtud de su autenticidad y de su accesibilidad a cada uno de sus miembros al estar en contacto permanente con la actividad mítica y fantástica de cada uno de sus miembros –dando con ello la plenitud y razón de ser del símbolo: volver la vida, para aquellos que lo comprenden, más matizada, más rica, más íntima.
    Alegoría, metáfora continuada y concatenada por la diversidad de elementos que caben en ella, la obra de Patricia Aguirre, de un tono paradójicamente minimalista por expresar contenidos asequibles a la instrumentación orquestal de los murales, pero que se sirve de elementos muy antiguos, como los repertorios de los bestiarios medievales.[2] Salvación de la cultura por la cultura misma también, que ante sus intimidantes abismos de mecánica frialdad y agobiante tiniebla de nuestro tiempo reclama una restauración completa por la vida de un humanismo renovado.
   Arte cuyo género narrativo, relata la angustia del ser humano en la época de la postmodernidad, preso en las redes simbólicas y en las técnicas de los manipuladores profesionales, y todo ello bajo una mirada, que sin dejar de ser  veras, agregue los componentes de la limpidez, donde reina la precisión del trazo y la calidad luminosa de cada pincelada –y todo ello subsumido en el dilatado espectro de una reflexión crítica sobre el valor moderno de lo simbólico. Así, su obra resulta una especie de lotería giratoria, la cual evoca también al juego de “serpientes y escaleras” o, mejor dicho, una tirada de cartas personal que, no obstante diseñado por una psicología como una especie de espejo y de reflejo de la intimidad individual la cual logra, simultáneamente a la revelación del autorretrato, detectar los impactos emocionales de una época y, de tal forma, revelar una potente radiografía del inconsciente colectivo.
   Así, lo que salta a la vista en tal exploración es el error que domina, no sin frivolidad, a las vanguardias, a las heterodoxias modernas y a las nuevas herejías: la confusión entre la valoración de la Vida, determinada por las normas y los ritmos cósmicos, y la sobrestimación de los impulsos vitales, que se mueven en el inmanentismo de lo puramente temporal, preparando un provenir sin contenido metafísico –siendo su signo y su estigma el de las aguas descendentes que bajan hasta el confín de los amorfos ríos infernales que no participan ni de la memoria ni de la Vida. También el propósito de restaurar las normas y el canon moral, de viajar teniendo en cuenta los límites de las formas puras y las distinciones precisas, donde el espíritu puede detenerse en la contemplación, permaneciendo así dentro de las fronteras del ese (ser), sin dejarse por tanto arrastrar más allá de las formas o de los sentidos, donde comienza la confusión de la eternidad y de la nada, el devenir evasivo de la subjetividad personal, las posesiones y las obsesiones, de la barbarie orgiástica de lo fantástico y de la indeterminación del porvenir o de la nada. Defenderse del no ser mediante el respeto de las normas, de los límites, de las formas, que es un acto a la vez de dominio de uno mismo para mantenerse en la corriente de la Vida. Acto de decisión por la libertad ascendente, por una libertad más grande y solemne, que sea responsable para con uno mismo, que responde a la propia vida con cada acto que realiza.
    El políptico de la artista  constituye, en efecto, un testimonio de los caracteres de la edad contemporánea que se interroga por los misterios de la condición humana, basada no en una construcción ficticia, sino en una experiencia concreta traducida con minucia en una descripción objetiva a partir de conceptos claros que buscan sin embargo lo que hay en ellos de símbolo e incluso de mito: la concentración arquetípica de una verdad que le permita llegar y ser sí misma. Su estilo fragmentario, lleno de sugerencias y matices, de distinciones nítidas, de riqueza y de respeto por el contemplador al no dar nada por definitivo o acabado, es también el desarrollo de una exclusiva humana más: la del proyección del sentido sobre el trasfondo de la existencia humana . Porque ser humano es vivir en ese trasfondo de sentido, de tiempo orientado por la cultura, que  tiene vasos de comunicación insospechados  en sus aristas, que nos precede y que no morirá con nosotros rebasándonos por todas partes. 
   La meditación de la Maestra Patricia Aguirre en la compleja composición de su políptico se interna en el laberinto de la modernidad, es cierto, pero va en dirección del camino del centro, para sí al recordar la verdad inmutable actualizarla. Camino que nos muestra la salida de la amnesia también al hacernos recordar cómo es que toda alma es esencialmente libre –aunque el hombre en estado natural, perdido entre las apariencias, ignore el valor y la situación de su alma. El ser humano, que ha olvidado la situación real de su alma, que ya no se acuerda de la verdad ni de su verdadero centro, es capaz, sin embargo, de recordar la verdad que reside en el centro de su propio ser. Síntesis del agua purificadora de la verdad y del fuego del espíritu, búsqueda del carbunclo que como una perla luminosa protege de la abrasión de la materia, del incendio de las pasiones y que hay que robar a los dragones que la aprisionan en el fondo barroso de los abismos. Moral de artesano también, que en una labor de ascesis y expiación que explora el núcleo de la moral del oficio, donde radica el verdadero trabajo desinteresado del artista: purificar la ciencia de los caprichos de la voluntad para encontrar la morada de la verdad suprema y de la esencia oculta, la luz intelectual que vive y despierta en el fondo inmutable corazón de la persona.
   Búsqueda de la perla escondida, de la esencia oculta que ni la marea del yo ni la concha del espacio-tiempo pueden contener, de la trasmutación de la materia oscura por medio de la espiritualización de los elementos, que por  razón del poder de la luz limpia el vinagre de la melancolía, la herrumbre del pecado y ahuyenta a los malos espíritus. Proceso de evolución del alma que en su viaje pasa de la confusión de la materia homogénea a la heterogeneidad de la diferenciación, a la distinción y discriminación de las formas, remontado con ello el temor a la vuelta de los sucesos superados. Pintura de verdad y de de gran extensión la de Patricia Aguirre, caracterizada por el gusto de los matices, por los oleos que se trasmutan en carne humana, por el deseo de pertenencia y de sentido, por la calidad de cada pincelada y las sutiles texturas, en un concepción de la técnica que va en la dirección de lo impecable, de cuya visión artística nace una traslúcida transparencia, como nace del agua la sal y de la tierra los frutos -como nace también de Saturno la muerte del tiempo y de las rosas.

1-2-2013





Curso de Iniciación en la Filosofía 1.- La definición de la filosofía Por José Gaos

Curso de Iniciación en la Filosofía
1.- La definición de la filosofía
Por José Gaos


ad usum mecanographae

aliorumque ejusdem generis lectorum


2/11/60


Prólogo


   Toda la vida he hecho copiar mis manuscritos a mecanógrafas. Las más de ellas no tenían ningún conocimiento de la Filosofía, ni más que una cultura general primaria. Las más de ellas no manifestaron ningún interés por lo que copiaban. A una de las que manifestaron alguno le prometí escribir una iniciación en la Filosofía que lo fuese verdaderamente para ella y otros lectores como ella. Todos los libros de iniciación en la Filosofía que conozco, y son bastantes, aún los que más se proponen realmente ser de iniciación, suponen realmente más de lo debido. Le resultó, probablemente, más imposible que al talento de escritores didácticos de los autores escribir elementalmente, a su, no digo soberbia de filósofos, sino orgullo o mera vanidad de profesores o escritores parecer demasiado simples y poco eruditos. Por mi parte me he esforzado constante, renovadamente, por escoger sólo lo más importante de todo, y no evitar honduras o alturas, sino descender o ascender a ellas de veras paso por paso desde el nivel mismo de la lectura y los demás lectores para quienes he escrito. Sobre el éxito o fracaso de mis esfuerzos a ellos toca sentenciar al final de la lectura, si llegan a él.
"Un libro de Introducción a la Filosofía es el primero de la disciplina que se debe leer y el último que se debe escribir", he publicado en algún lugar. Si sigo viviendo lo bastante, puede este librito no ser literalmente el último mío; pero no dejará de ser el último de Filosofía que habría escrito, en el sentido de que es imposible del todo que, por mucho que siguiera viviendo, me haga en la materia ideas diferentes de las resumidas en él.

2/11/60

A  Celia
2/11/60

Curso de Iniciación en la Filosofía

1.- La definición de la filosofía

   Con estas palabras empieza un curso radiofónico de iniciación en la filosofía, en veinticuatro lecciones de un cuarto de hora, o sea, en seis horas en total. En tan poco tiempo no cabe realmente más que una iniciación en la filosofía. Pero para ser verdaderamente una iniciación, va el curso a suponer que ninguno de sus oyentes sabe absolutamente una palabra de filosofía
-aunque no puede suponer que ni uno solo de sus oyentes no sepa absolutamente nada de nada...
   En tal suposición, lo primero debe ser explicar la palabra misma filosofía. Es una palabra que ya no escribimos, pero sí pronunciamos todavía como los que la compusieron: griegos del siglo cinco antes de Jesucristo. La compusieron con otras dos palabras de su lengua: filía, que quería decir amor, y sofía, que quería decir sabiduría; y así, filosofía quiere decir amor a la sabiduría, afán de saber, ganas de saber.
   Pero con el tiempo cambian de significado las palabras; ha cambiado de significación la palabra filosofía.
   En la actualidad significa ante todo un innumerable conjunto de obras, las llamadas obras de filosofía o filosóficas, que integran la historia de la filosofía juntamente con los respectivos autores, los filósofos, y con todas las circunstancias de éstos y de ellas. Es un conjunto como el de las obras de literatura o literarias y el de las obras de ciencia o científicas, que integran respectivamente la historia de la literatura o literaria y la historia de la ciencia con sus autores, y las circunstancias de éstos y ellas.
   Las obras de literatura son de diferentes géneros: novela, poesía, teatro... Las obras de ciencia son de diferentes ciencias: matemáticas, física, biología, psicología, economía... Las obras de filosofía son de diferentes ciencias filosóficas o disciplinas filosóficas: metafísica, lógica, ética. La palabra filosofía significa en la actualidad también el conjunto de estas disciplinas, que puede llamarse la enciclopedia filosófica.
   Pero parece que, para que las innumerables obras de filosofía, y las numerosas disciplinas filosóficas o partes de la filosofía, puedan ser todas filosóficas o de filosofía, es indispensable que entre todas las obras de filosofía y entre todas las partes de la filosofía haya una unidad, que haga posible darles el mismo nombre con una misma significación. Tal unidad sería la esencia de la filosofía, lo que haría que las obras de filosofía sean de ésta, de filosofía, y que las partes de la filosofía sean partes de ésta, de la filosofía. Y ahora habría que decir qué o cuál es esta esencia, la esencia de la filosofía -pero aquí nos encontramos ya con un primer problema.
   Se dice que el hombre es un animal racional, y que la razón es lo que le diferencia de los animales irracionales. Los hombres son los individuos de la especie humana o del animal racional; los demás animales son los individuos de la especie del animal irracional. Las especies del animal racional y del animal irracional son las especies del género del animal. La animalidad y la racionalidad integran la esencia de la especie humana, porque son lo que hace que cada una de los individuos de esta especie sea tal, es decir hombre. Decir qué o cuál es una esencia es definirla o dar la definición de ella. Decir que la esencia de la especie humana es la animalidad racional, es definir esta esencia o dar la definición de ella. La animalidad es la esencia del género animal; racionalidad es lo que diferencia la especie humana de la especie de los animales irracionales dentro del género animal, que es por lo que la racionalidad es la diferencia específica de la especie humana. Por eso se dice que la definición se da por el género y la diferencia específica.
   Pues bien, decir qué o cuál sea la esencia de la filosofía sería definir o dar la definición de ella -por el género y la diferencia específica; y aquí es donde se plantea el problema.
   ¿Cuál es el género de la filosofía? Unos filósofos dicen que ciencia, porque piensan que la filosofía es una ciencia; pero otros filósofos lo niega, porque piensan que la filosofía no es propiamente ciencia alguna, sino más bien una especie de arte, que sería para ellos el género de la filosofía.
   Pero para los filósofos que piensan que la filosofía es una ciencia, ¿cuál es la diferencia específica de la filosofía, lo que la diferencia de la demás ciencia?
   Las ciencias se diferencian a primera vista por los respectivos objetos: la aritmética es la ciencia de los números; la geografía, la ciencia de la Tierra; la sociología, la ciencia de la sociedad. ¿Se diferencia la filosofía de la demás ciencia por su objeto? ¿cuál es el objeto de la filosofía?... Unos filósofos piensan que el objeto de la filosofía son todos los objetos -pero bajo un punto de vista diferente del de las demás ciencias... Otros filósofos piensan que la filosofía tiene un objeto propio, diferente de los objetos de las demás ciencias, pero discrepan acerca de este objeto... Otros filósofos piensan que la filosofía no se diferencia de las demás ciencias por el objeto, sino por el método...
   El resultado de todas estas discrepancias, acerca del género y la diferencia específica de la filosofía, o acerca de la definición de la filosofía, o de la definición de la esencia de la filosofía, o acerca de la esencia de la filosofía, es que haya tantas definiciones de la filosofía, o de la esencia de la filosofía, como filósofos -si no es que haya tantas esencias de la filosofía como filósofos...
   En las demás ciencias no parece pasar lo mismo: no parece que los matemáticos discrepen acerca de que la aritmética es la ciencia de los números, ni que los geógrafos discrepen acerca de que la geografía es la ciencia de la Tierra, ni de que los sociólogos discrepen acerca de que la sociología es la ciencia de la sociedad.
  ¿Por qué los filósofos discrepan, no sólo acerca de si la filosofía es la ciencia de todos los objetos o de un objeto, o de tal o cual objeto, sino ya acerca de si la filosofía es ciencia o no, o por qué los filósofos discrepan así acerca de lo que sea la filosofía? Este es el problema. -¿Y la solución?- ¿No se discrepará acerca de ella, igual que acerca del problema mismo -y será un nuevo problema?...
   En todo caso, no parece que el problema de por qué los filósofos discrepan como lo hacen acerca de lo que sea la filosofía, pueda resolverse más que examinando aquello que lo plantea, la filosofía misma -las obras de filosofía o la historia de la filosofía integrada por ellas con los filósofos y las circunstancias, y las disciplinas filosóficas o partes de la filosofía. Es el examen que iniciará la lección siguiente, empezando por las disciplinas filosóficas, dejando para después del examen de éstas el examen de la historia de la filosofía: pues no parece que pueda entenderse la historia de nada antes de entender de aquello cuya historia quiera entenderse...
                                                      31/7/61




Nota a:
José Gaos
“Iniciación en la Filosofía: Curso para ser leído por radio”.
Por Alberto Espinosa Orozco


I.- El Curso
   Iniciación en la Filosofía: Curso para ser leído por radio, no es sino un libro de introducción a la filosofía, encontrado en la Carpeta 105, Folios: 21142-021197 del Archivo José Gaos del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
   El lapso de composición está perfectamente registrado. La primera fecha anotada es la que se encuentra tanto al clase del título como del "Prólogo": dos de noviembre de 1960; la última corresponde a el 17 de diciembre de 1961. Aunque existen dos notas al final de la carpeta 105 en que se revisa el proyecto, con una última fecha registrada: 6 de febrero de 1965 [folio: 21198].
   Al final de la primera lección se encuentra una fecha, nueve meses menos dos días distante en el tiempo respecto del primer dato: 31 de julio de 1961. Así, es seguro que la primera intención definida de redactar el texto es la de noviembre de 1960, y que a partir de ahí, ya fuese contando con alguna primera redacción o borrador, ya transcurrido un periodo en que el Maestro Gaos encontrara un periodo de tiempo libre para la redacción definitiva, o bien, por último, tuviera el necesario tiempo de gestación -la más humana de todas, la de los nueve meces-, se lanzara en un breve periodo de 1961, específicamente del 31 de junio al 17 de diciembre del mismo año, a la redacción que ahora presentamos.
   Empero, la fecha última registrada en las últimas notas que acompañan la redacción, las del 65, indican que el proyecto, inacabado en su realización en su parte final, durmió en la mente de Gaos todavía poco más de tres años más, fecha en la que llevó a cabo algunas anotaciones para su conclusión y el proyecto de un índice.

II.- Los Índices.
   Se encontraron dos índices en la carpeta 105. Empero, aunque el de uno de ellos corresponde casi íntegramente al contenido del curso [folio: 021145], su orden no se ajusta puntualmente al desarrollado efectivo, especialmente en lo que concierne al aspecto histórico. Se respeto en lo posible las indicaciones de éste, agregando cambios en dos puntos: uno, cuando la lección redactada tenía en su cabecera un título que aclaraba cualquier duda; dos, en la parte histórica, escrita de corrido, se introdujeron tanto cortes como títulos, con la intención de conservar su proyectada forma de curso radiofónico.
  Otro índice se encontró al final del curso [fol:021196]. Este parece haber sido redactado poco más de tres años después: el 6 de febrero de 1965 (a juzgar por tratarse de la primera hoja de un conjunto de tres, que amarillean más que las otras del curso, siendo más ácidas y menos "acebolladas", y cuya hoja final lleva esta fecha). Parece tratarse de un último intento, al parecer no llevado a cabo, de volver a redactar la Iniciación. La "armazón", ciertamente modificada en algunos puntos, como la primera y la onceava lección, dedicados a Filosofía de la Filosofía I y II respectivamente, deja entrever empero un mismo hilo conductor respecto al proyecto realizado, sobre todo hasta al punto # 8, donde se trata de  "Ética (Política): "bueno" y "malo"". A partir de ahí si hay una diferencia de contenido, porque se agregan disciplinas no consideradas en el curso redactado efectivamente, como son la Estética y la Antropología Filosófica.[1]
   En lo que toca a la segunda parte del curso, su sección histórica, el índice es una revisión y pulimentación del anterior. Prácticamente exacta en cuanto a contenido, pero acaso más sintética. Gaos vuelve a señalar que se trata de un curso por radio, esta vez proyectado en 22 lecciones de 1/4 de hora o 3 hojas cada una, y hace la suma: 66 [hojas]. Es decir 5 horas y media de duración.[2] Así, se trata de una medida un poco menor (en media hora menor) a la señalada en la primera lección del curso redactada, la cual anuncia un curso de 24 lecciones; es decir de seis horas en total -la cual tampoco se llevó a cabo, pues en la obra rescatada se pueden considerar sólo 20 lecciones; es decir, cinco horas en total.

III. El texto.
      El texto se encuentra claramente dividido en dos secciones: Disciplinas filosóficas e Historia de la Filosofía. El texto presenta varias anomalías respecto al índice inicial del proyecto -sobre todo en lo referente a su parte histórica. la que en el índice consta de 12 lecciones, y en la efectivamente escrita se encuentra de corrido, sin pausas o indicaciones explícitas de el corte e inicio de la lección, estando además notoriamente incompletas (llegando a seis exclusivamente, si se hacen los cortes en los lugares en que temáticamente insinúa el filósofo). La carencia, acusada en el texto, respecto al índice del proyecto inicial [021145], sobre todo en su parte histórica, quizá pueda entenderse, en términos de la urgencia que el mismo Gaos sentía por aquellas fechas de terminar cabalmente su obra, tomando en cuenta que el mismo había ya redactado una Filosofía Contemporánea -aunque sus intenciones didácticas sean otras. De cualquier manera, la incompletud de las formulaciones de Gaos ponen de manifiesto, allende de las limitaciones de toda empresa humana, lo prolijamente complejo que supone redactar un manuscrito "iniciático" en las  disciplinas filosóficas, sus innúmeras posibilidades "estructurales" y de "armazones", pero, sobre todo, la entera dedicación de una vida a una empresa que no por inconcluyente y no univoca en sus pretensiones sistemáticas deja de ser un modelo de filosofía sistemática reiterada como proyecto filosófico a lo largo de una existencia.
   En las primeras líneas de la primera página de la primera lección, Gaos habla del curso ateniéndose al proyecto inicial, como de uno de 24 lecciones de un cuarto de hora cada una y de seis horas en total.
   En realidad se trata de una redacción de la que pudieron deducirse 20 lecciones de un cuarto de hora cada una y cinco horas en total -sin contar con que la lección #9 está incompleta (4 horas 50 minutos aprox.).[3]
   Es necesario advertir que las primeras lecciones no tenían título alguno, hasta llegar a la lección # 8 -siguiendo para titularlas el mismo método, o mejor dicho, la guía del índice inicial casi puntualmente.
   La que aparece actualmente como lección # 11, se encontró, sin numeración alguna, en los dorsos de la actual lección # 12 [folios: 0121195-012193], originalmente numerada "11", cuyo título es el de "Teoría del Conocimiento", pero en cambio si titulada "Filosofía del Lenguaje/ Lógica y Teoría del Conocimiento",. A la mitad, aproximadamente, la lección sufre una interrupción. Empero, la parte final de la lección, última página, a partir de la expresión "El conocimiento de haber una iniciación a la filosofía...", se encontró en el dorso de la página 021191, siendo claramente el remate de la lección.
   La actual lección # 12, a cuyos dorsos obedece la lección anterior, se encontró colocada al final del manuscrito original de Gaos, y tiene el número "11". Su paginación va de la "35" a la "37" [folios: 021193-021195], casi igual que otra lección también numerada "11", actual lección # 13, cuya paginación va de la "35" a la "38" [folios: 021186-021189]. Parece no haber duda de que en realidad se trata, como consta en la presente composición, de:
Lección 11, Filosofía del Lenguaje/ Lógica y Teoría del Conocimiento: los dorsos de 021195-021193 + 021191;
Lección 12, Teoría del Conocimiento: 021193-021195, y;
Lección 13, Teoría del Conocimiento/ Las geometrías: folios 021186-021189.  
   Es decir, la primera lección numerada como 11, viene a ser en realidad la número 13, pues la otra lección 11, actualmente la 12, tiene al dorso otra lección más y sin numeración que antecede a todas.
   De la actual lección 13 hay que decir que, al final, Gaos proyectó la indicación de tres lecciones más: "12/ Las demás ciencias/ El sentido del "si-entonces"/ 13/ La(s) filosofía(s)/ 14/ Las fuentes del conocimiento".[4]
   El texto se encuentra claramente dividido en dos secciones: Disciplinas filosóficas, e; Historia de la Filosofía. El texto presenta varias anomalías respecto al índice inicial del proyecto. Sobre todo en lo referente a su parte histórica, la que en el índice consta de 12 lecciones, y en la efectivamente escrita se encuentra de corrido, sin pausas o indicaciones explícitas de el corte e inicio de la lección, estando, además, notoriamente incompletas -llegando a seis exclusivamente, si se hacen los cortes en los lugares en que temáticamente lo insinúa el filósofo. La carencia, acusada en el texto, respecto al índice del proyecto inicial [fol: 021145], sobre todo en su parte histórica, quizá pueda entenderse en términos de la urgencia que el mismo Gaos sentía por aquellas fechas de terminar cabalmente su obra, tomando en cuenta que el mismo había ya redactado una Filosofía Contemporánea  -la cual tendría que verse, aunque sus intenciones didácticas sean otras, como complemento de esta obra. De cualquier manera, la incompletud de las formulaciones de Gaos ponen de manifiesto (allende de las limitaciones de toda empresa humana, lo prolijamente complejo que supone redactar un manuscrito "iniciático" en las  disciplinas filosóficas, sus innúmeras posibilidades "estructurales" y de "armazones") la entera dedicación de una vida a una empresa que no por inconcluyente y no univoca en sus pretensiones sistemáticas deja de ser un modelo de filosofía sistemática reiterada como proyecto filosófico a lo largo de una existencia.
  En el dorso de las primeras 15 hojas numeradas por Gaos [folios; 021152-021166] se encontró la "Historia de la Filosofía", presentada con una sola modificación: el texto no tiene separación alguna, sin embargo los "cortes" de las posibles lecciones son insinuados claramente por el texto, y así se siguió el orden de Lecciones para ser leídas por radio, introduciendo tanto los cortes como los títulos, que, si bien es cierto no pertenecen a Gaos, si se ciñeron o al contenido de las lecciones o al índice inicial o ambos.[5] Es necesario advertir que las primeras lecciones tampoco tenían título alguno, hasta llegar a la lección # 8 -siguiendo para titularas el mismo método, o mejor dicho, la guía del índice inicial casi puntualmente.
   Sólo cabe agregar que las presentes notas fueron hechas como miras a la confección del Volumen, el XVI de las Obras Completas de José Gaos, el cual versaría Sobre Enseñanza y Educación.


    [1] El índice enumera, pues:
"9. Estética: "bello" y "feo"
10. Antropología Filosófica: filosofía de la razón pura y vital
-y lo irracional; grados de la esencia y modos de la existencia.
11. Filosofía de la historia? Individuación histórica; esencia de la historia, factores, sentido: tres estados h. de la F."
    [2] Pero abajo rectifica el proyecto o al menos considera la posibilidad de doblarlo a 6 hojas por lección, es decir, aumenta a media hora cada una, teniendo un total de 132 [hojas] -y de 11 horas de duración total.
    [3] La lección # 9 se encontró incompleta en el manuscrito original. Al final el texto se interrumpe, ofreciendo sólo la siguiente guía de composición:
   "Las acciones voluntarias libres.
   Las virtudes y los vicios.
   Las personas y las instituciones virtuosas o viciosas.
   Conforme o contrario a la voluntad divina -al intelecto divino.
   Placentero o doloroso, causa de felicidad o infelicidad.
   Útil o perjudicial.
   Termino medio: universalizable.
   En sí o de suyo valioso.
   La naturaleza humana.
   Historia y filosofía.
   El moral y el moralista ¿y el ético?
   Ética y política. A moral y ética no hay política y...
   Entra en la ética lo política?
   Entre las acciones, personas, instituciones morales las hay políticas?
   La política:
   acciones, personas, instituciones:
   morales, esencial o accesoriamente, o esencialmente amorales?
   Historicidad de moral y política. Comunismo -sexualismo biologista?
   El liberalismo como formalismo político?
   Ética  -  Lógica
   moral     razón
   Antropología"

    [4]   Lección 14. En el dorso de la página del manuscrito correspondiente al folio 021190, al parecer redactada en agosto de 1961, Gaos escribió cuatro meses más tarde, el 12 de diciembre del mismo año, el sigiente esquema:
   "Geometría.
        Postulados.
Misma {
clase   Teoremas. Verificación empírica? Evidencia empírica?
                                                   universal
     Física.
           Postulados. Modelos. Hipótesis, teorías
Distinta {
clase      Teoremas. Verificación empírica. Experimento                                         universal?
    Economía.
        Postulados
Misma {
clase   Teoremas. Verificación empírica
                          particular.
    Metafísica.
          Postulados
Distinta{
clase     Teoremas. Verificación empírica
                                 individual
                                                 16/12/61
   Y al final de la misma lección 14 el esquema de una lección, no redactada discursivamente, numerada "13":

                                                                            13
                                                   Los conocimientos fundamentales
   Geometría-Lógica
      La percepción sensible y la abstracción y el pensamiento lógico/geométricos
   Física
    ________________________________________________ físicos
   Economía-Etica y política
      La conciencia propia y ajena_______________ económicos
                                                  humanos
                                                 psico-sociales
   Ontología
      La percepción sensible _____________________ ontólogicos
      y la conciencia
   Metafísica
      ______________________________________________ metafísico
      Percepción                   lógico     entes ideales
      Conciencia      Pensamiento{ geométrico
                                   físico  fenómenos físicos
                                   humano  _______ psíquicos
                                   ontológico
                                   metafísico entes metafísicos
                                                         26/8/61

    [5]   Hay tres Antologías bibliográficas: a) La primera en el folio 021147. Aúna a la lista de nombres el tema y no propiamente el libro o capítulo. b) La segunda, folio, 021146, sigue el mismo procedimiento, pero con mayor prolijidad de nombres y temas. c) La tercera, folio 021148, constituye un esquema intermedio.