sábado, 8 de agosto de 2015

Lo Racional y lo Irracional Por Alberto Espinosa Orozco

Lo Racional y lo Irracional
Por Alberto Espinosa  Orozco

 

1.1.- La filosofía es el intento de fundamentar el ser dando cuenta racional de él. Filosofía es dar razón de ser de los entes. Y razón de ser es razón del ser. La Filosofía, pues, da razón del ser o bien por su esencia, o bien por su existencia.
El término "razón" ha tenido en la tradición filosófica un uso general más o menos constante y univoco, aunque simultáneamente haya adquirido también las peculiaridades de los sistemas que la han hecho su objeto -la razón crítica de Kant, la razón absoluta de Hegel, la razón histórica del existencialismo, etc. En su sentido más propio la razón es la facultad del pensar discursivo y conceptual. Así, lo racional es lo que es raciocinado, lo ideado, lo concebido en una conceptuación (expresión redundante).

1.2.- Sin embargo, la palabra "razón" en latísimo sensu "designa ante todo la palabra misma, la expresión verbal, como en el refrán "obras son amores y no buenas razones. Un examen de la razón, una Fenomenología de la Razón, un sistema racional que parte de esa primera acepción originaria de la palabra razón -aunque sólo fuera para indicar que hay algo de la palabra que no es conceptuación, que no es razón-conceptual. Como sea, se trata de la definición tradicional del hombre: "animal racional" o "animal provisto de palabra" (zoon logón ejón).

1.3.- El término logos, sin embargo, implica una ambigüedad: es a la vez razón y palabra. Y, o bien la palabra solo tiene por función estructurar, determinar, poner límites entre los entes, raciocinar conceptualmente, definir, y no hay ambigüedad alguna; o bien la palabra tiene también la función de organizar los entes de otra manera no-conceptual. Porque hay, de hecho, junto al logos o palabra racional de la conceptuación, un logos o palabra no por no conceptual menos racional -como, de hecho, indican los usos cotidianos del lenguaje, los cuales pueden groso modo dividirse en lenguaje literal y lenguaje figurado.

1.4.- Por otro lado, el sujeto empírico de la razón, el hombre, el "animal racional", tiene como naturaleza o constitución una doble razón o racionalidad: pura (o teórica) y práctica -cuando menos. El concepto de "naturaleza humana" es, sin embargo, radicalmente problemático, cosa que trataré más adelante -señalando, por ahora, exclusivamente dos de las oposiciones inclusivas que conforman el "concepto" de naturaleza humana: natural-sobrenatural, esencia-existencia.

1.5.- Otra manera de entender lo racional es oponiéndolo a lo irracional, a la manera de una exclusión. Veamos en la Lógica de Hegel los conceptos de lo irracional de la tradición filosófica, disolviendo así la ambigüedad del concepto de irracional. Si lo racional es la facultad del pensar conceptual y discursivo, lo irracional puede entenderse negativamente como lo no concebido o conceptuado, no raciocinado ni ideado, como lo anterior a una conceptuación, raciocinación o ideación de ello. Esta caracterización negativa nos orienta hacia dos primeras vertientes de irracionalidad: una, de distinción de orden ontológico relativamente a la razón, y otra, de inhaprensibilidad gnoseológica, mayor o menor, por la razón. (Ver: J.G. "Seminario sobre la Lógica de Hegel", Dianoia, # 4, 1958, pág. 206).
El orden del ser y el orden del conocer tendrían, así, un límite para la razón: los entes ontológicamente no racionalizables por la razón, y los entes no aprensibles epistémica u gnoseológicamente por la razón -dos caras, al fin, de una misma moneda. Dentro de estas dos vertientes de irracionalidad correrían las "aguas" de lo irracional, divididas por la tradición en cuatro grupos: lo antirracional, lo infrarracional, lo irracional y lo suprarracional.

1.6.- Lo antirracional: es lo que en el orden mismo de la razón es contrario a lo racional en el sentido estrictísimo de lo verdadero formal o materialmente: lo contradictorio o antinómico, lo paralogístico y sofístico, lo falso, lo erróneo. (op. cit. pág. 205). Como se ve, lo antirracional implica lo antinómico, concepto esencial para la Teoría de la Razón.

1.7.- Por su parte lo infrarracional: es lo perteneciente a órdenes distintos de la razón dentro del gran orden de lo empírico que se conciben como de nivel o rango inferior al de la razón. Esto es, ante todo, lo sensible, en el sentido de lo sensorial y en el de lo sentimental o afectivo, y lo activo impulsivo, instintivo..., en lo humano y en lo infrahumano, y, en lo humano, en lo individual y en lo colectivo, social e histórico; en suma, lo infrarracional animado. Y por una ampliación del sentido de esto habría, además, lo infrarracional inanimado. Por ejemplo, en el caso del ser humano, se trataría de las emociones subyacentes no voluntarias, pero significadas mímicamente, de cada expresión verbal, de las intenciones emocionales inconscientes.

1.8.- Lo irracional, justamente, sería: lo perteneciente a órdenes distintos del de la razón, pero que se conciben como de nivel o rango igual a éste, como lo volitivo. El irracionalismo consideraría que sobre todo el orden de lo irracional indicado es superior a la razón. Por ejemplo, Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche, etc. Esto es, el campo de las emociones e intenciones conscientes que pertenecen al dominio de lo voluntario y pueden, por tanto, ser recuperados en la esfera de la conciencia.

1.9.- Por último, lo suprarracional: es lo no aprehensible por la razón por pertenecer a un orden metaempírico en el sentido más lato o metafísico en el sentido más estricto, como el infinito. La metafísica es la ciencia del más allá. El más allá es lo que no es ni perceptible por medio de los sentidos, incluso sirviéndose de instrumentos o aparatos, ni aquello de que tiene conciencia cada ser dotado de ella, ni los pensamientos de los seres humanos: lo inexistente y lo infinito.


1.10.- Por otra parte, si lo racional se opone a lo irracional excluyéndolo, en cambio se opone a la descripción fenomenológica incluyéndola. La descripción fenomenológica se sumerge de lleno en el segundo nivel de racionalidad. La descripción de un objeto no da razón de su ser, no demuestra el fundamento del ser, sino que simplemente lo muestra. Y lo muestra "racionalmente", como pensamiento discursivo integrado por conceptos. Lo muestra hablando del objeto bajo la especie de la descripción, incluso definiéndolo, al definir los conceptos de que se sirve para describirlo, en su fenomenicidad -pero sin hacer la teoría de esa descripción, de esa fenomenicidad, es decir, sin explicarlo. Empero, como lenguaje integrado básicamente por conceptos tiene como sentido un pensamiento o razón que se mueve por definiciones; es decir, se trata de un pensamiento literal esencialmente analítico. Toda esta riquísima esfera, o esferas, de la vida no pertenecen de hecho al "territorio" o "dominio" de la razón.






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