jueves, 30 de julio de 2015

La Triple Escisión Por Alberto Espinosa Orozco



La Triple Escisión

Por Alberto Espinosa Orozco





   Para curarnos de la triple escisión del hombre moderno-contemporáneo, producto de las filosofías solipsistas que nos segregan, en la ruptura con uno mismo, con los otros, con la creación de la naturaleza y con Dios, no queda sino recorrer nuestros pasos atrás, para volver a los orígenes del pensamiento y del ser, retomando así el viejo sendero –suturando las tres heridas que llevamos abiertas por la vida, con el amor y en la muerte. Pueden así postularse tres reglas del nous o inteligencia, cifradas en: una actitud abierta de servicio hacia el otro, hacia el contiguo y próximo –no diluido en un romántico amor al distante por la mera novedad de lo exótico, o al disetáneo cronológicamente, sino de verdadero amor por el prójimo, amándolo como a uno mismo; ahondar también la relación con uno mismo en la reflexión temperado sobre la propia conducta ante los otros, en un proceso recurrente de introspección moral; salvar también nuestra relación originaria con la madre naturaleza, hermosa cifra de la creación, y con el Creador, en actitud de oración, de petición, y de acción de gracias.

    Tres principios vulnerados por las ideologías y por el hombre rebelde tardo-moderno, que en su desmedido amor por el cambio y la mutación del tiempo histórico se ha dejado succionar o por la frivolidad de la moda o por las vacuas ilusiones de la utopía, roídas de nihilismo en su desmedida adoración por el progreso material, cuyo acento en el futuro, siempre inasible y evanescente, ha ido acompañado por una escandalosa decadencia moral que, bajo el pretexto de la novedad y del ahora, a frisado los límites, ya insufribles, de la anomia.
   Así, los ideales morales de la rebelión social se han diluido, hasta volverse cómplices de una tiranía colectiva al ser transformados en meras fórmulas de procedimiento, pero sin contenido real, desembocando en las paradójicas formaciones de un academicismo vanguardista de la parataxis o en un socialismo de burócratas mendaces, tendientes a la luciferina mística inferior de lo humillante. Porque hacer del socialismo un burocratismo, del libertario un libertino o de la orgullosa vanguardia una vanidad de académicos no ha sido sino perpetuar, cada vez con menos generosidad espiritual, una ideología rentable de domino, donde lo otro no queda asimilado a lo mismo, sino trasmutado en algo peor que lo mismo, al intentar hacer equilibrismos para jugar en dos tableros a la vez, en un indisimulable fachadismo, donde la simulación y el fingimiento alcanzan la dignidad del arte vanguardista sólo a fuerza de una inconcluyente revolución de los principios, revueltos ya en la repetitiva dialéctica rebelde de la negaciones. 





Tintas de Jorge Alberto Otero Chacon

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