miércoles, 1 de julio de 2015

La Comunión de Fe y la Esperanza Por Alberto Espinosa Orozco


La Comunión de Fe y la Esperanza
Por Alberto Espinosa Orozco



Revista CantaLetras 2º Aniversario #25


   Día de celebración es hoy para las letras durangueñas, pues se cumple con el favor del tiempo el segundo aniversario de la Revista Cantaletras: espacio creativo abierto a la memoria y a la huella del sentido de los días. Revista que al arar la tierra y abrir los surcos para hacerla cultivable nos permite revisar también quiénes somos y lo que hemos hecho, siendo a la vez como un espejo donde poder mirarnos otra vez, donde revernos como lo que en realidad somos: una comunidad de fe en el valor de las letras y de la palabra.  Espacio abierto al reconocimiento de las miradas, donde volver a ver lo que nos une y nos amalgama como comunidad y como cultura: que es el amor por lo nuestro, por nuestras costumbres proverbiales, por nuestra educación y singular forma de ser, por nuestros mayores, ausentes y presentes, por nuestra tierra, por el amor a lo humano y al espíritu –así mismo por lo que aspiramos a llegar a ser algún día y que tal vez secretamente ya lo somos: una comunidad, como repito, de fe, cada vez más creativa, más libre y también más autónoma e independiente.
   Día de fiesta, pues, por el aniversario que celebramos hoy,  gracias al fervor de un puñado de durangueños, teniendo más al frente a un animador de la cultura local, como es el maestro Petronilo Amaya, quien ha sabido, por la virtud de la constancia, dar continuidad a un esfuerzo sostenido, fortaleciendo así a una comunidad guiada por el cultivo de las cosas del espíritu, dejando con ello constancia de su trabajo cotidiano al fijar en la tipografía de las hojas indelebles lo que el pasar del tiempo no se lleva, lo que resiste al acoso del olvido fugitivo, de lo que huye o se disuelve entre el fluir evanescente de las cosas.
   Continuadora en línea directa de la revista Redacciones y, un poco antes, de la importante publicación regional de la revista Contraseñas, donde se conjuntó por años lo más granado de la creación literaria durangueña de aquella etapa, la Revista Cantaletras es ahora el relevo temporal que toma la estafeta de ese esfuerzo colectivo, con el objetivo de seguir irrigando y fertilizando con las nuevas aguas y tinturas de la escritura el huerto cultural del querido solar regional, enclavado en el hermoso Valle del Guadiana, siempre bañado por la luz, e iluminado siempre en las noches tenebrosas o en los abstrusos recovecos del camino por las teas siempre ardientes de la tradición, del recuerdo emocionado y la esperanza.
   La Revista Cantaletras cumple de tal manera con el propósito de preservar el amor por el oficio de las letras, potenciando con ello los valores éticos y estéticos, a los literatos y a los artistas, constituyendo de tal forma sus páginas un foro de valor y resistencia que, a la manera de la fuente insobornable, preserva en el río de sus reflejos cristalinos los valores ciertos de la creatividad, la crítica y del espíritu –en una lucha sin cuartel contra los polares extremos de la abrasiva sequedad de la sequía y de la fácil tendencia al estancamiento cenagoso,  en cuyos recovecos se guarecen los inconsistentes chancros de la inconsciencia, del sueño o la parálisis, auspiciando a grupos parasitarios, anquilosados o dormidos entre laureles, cuyos círculos de fuerza o de poder los aíslan en un confinamiento del sentido, alejándolos cada día más y más de la cultura. Lucha, pues, contra la incomprensión creciente de los circuitos cerrados y ciegos ante los valores, ínsitos a la barbarie moderna, que convencionalmente quisieran ignorar la necesidad de las palabras y la utilidad y servicio social aportado por el arte al bienestar general de la cultura –dando como magro fruto, en medio del desdén, la pasividad o la indiferencia, la nula atención oficial al orbe de las letras locales, desterrándola de sus proyectos y presupuestos, agudizando con ello las  condiciones lamentables de precariedad del medio.
   Por lo contrario, la revista Cantaletras ha tomado entre  sus manos como iniciativa propia la tarea viril de hacer vivir una cultural, contando con el apoyo de suscriptores, amigos y mecenas; dando por un lado periódicamente satisfacción a la necesidad de expresar las inquietudes más hondas de una comunidad frente a su circunstancia, frente al mundo y la existencia, ofreciendo con ello una perspectiva compartida de una realidad común, ligados como estamos al terruño patrio por la geografía y por el tiempo; por el otro, permitiendo reflexionar públicamente sobre las condiciones de nuestra propia vida, poniendo así de relieve y manifestando, por la vía de la experimentación individual, las vetas más claras de nuestros valores y los filones de sentido encontrados por los férreos gambusinos de la palabra, para escuchar en el resonar de sus cuerdas más íntimas el tono de los tiempos que corren. Todo lo cual posibilita observar, en el despliegue de sus vectores, hacia dónde vamos como comunidad, determinando entonces la orientación, velocidad, dirección, intensidad y sentido de nuestro desplazamiento en la historia.
   Así, junto con el fortalecimiento tanto la libertad de expresión y de investigación como de las inquietudes vocaciones individuales, la Revista Cantaletras ha ido mostrando en cada uno de sus números un segmento orientado, que a manera de una estampa, de un reflejo o de una radiografía indica inequívocamente nuestras preocupaciones comunes, revelando a la vez quiénes somos y hacia donde es que caminamos. Labor complementaria, pues, entre el individuo y la comunidad, porque si la tarea esencial del escritor es hacer que viva un lenguaje, la de una revista literaria es que una comunidad esté viva.















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