miércoles, 23 de abril de 2014

Oraciones Durangueñas al Señor San Jorge

Oraciones Durangueñas al Señor San Jorge



I
“San Jorge Bendito
amarra tu animalito
con tu cordón bendito…”

Esta plegaria tiene poco más de doscientos cincuenta años, los mismos que esta oración:

II.- Alabanza al Señor San Jorge

¡Oh San Jorge valeroso!,
que mataste al feo dragón,
impide tú que el demonio
me haga caer en tentación.

Sálvame como salvaste
a la hija del rey de Libia,
que nunca la peste llegue,
y mis pesares alivie.

El dragón nos representa
al demonio maldecido,
que tentando al pecador
quisiera verlo perdido.

Esa fuerza de tu brazo,
que hirió de muerte al dragón,
que me salve, yo le espero
en cualesquiera situación.

Triunfaste del enemigo
con sin igual valentía,
y así triunfarás, no dudo,
de mi triste cobardía.

Yo debería ser valiente
para domar a mi carne
y ante el dragón infernal
tiemblo yo sin libertarme.

En el desierto a Satán
derrotaste con nobleza,
ayúdame, tú San Jorge,
quítame tanta vileza.

Del animal ponzoñoso
que me ataque en despoblado,
cúrame, Jorge bendito,
y haz que siga mejorando.

El Señor te dio poder
sobre cualquier animal;
y por esto ahora te pido
que me defien­das del mal.

De tu poder admirable
diste prueba sin segundo,
cuando llegaste Filena
al dragón atando al punto.

Al mirar aquel prodigio,
la ciudad se convirtió,
y ganaste para el cielo
miles de almas, cual se vio.

De ti espero gran consuelo,
líbrame de todo mal,
¡Oh Jorge, santo bendito,
tú mi escudo y fanal!
  


III

¡Oh esclarecido y predilecto Santo de Dios!
que con incomparable valor te arrojaste
sobre aquel dragón feroz y le heriste
profundamente con tu lanza
en los momentos que una niña
de la provincia de Libia,
iba a ser devorada por tan feroz monstruo.

Así te suplico me libres
de los ataques de una fiera,
de los piquetes y mordeduras
de animales ponzoñosos,
como también de las horribles
tentaciones del demonio.

Te lo ruego por los afrentosos ultrajes
que sufrió nuestro Señor Jesucristo
durante su penosísima pasión y muerte.
Amén.





IV

¡Oh Señor San Jorge,
héroe predilecto de la ciudad de Filena!
Por aquel grandioso triunfo
que tuvo nuestro Salvador en el desierto,
cuando Satanás le brindaba
con aparentes riquezas,
a fin de que convirtiera las piedras en pan,
lo cual no logró conseguir,
te pido ¡Oh santo mío!
Le pidas a su Divina Majestad
por el alivio de mi querido (hijo)
que repentinamente sufrió
el venenoso piquete de una (víbora),
por lo que se halla sumamente grave.
Yo te ruego por tu poderosa intercesión
vuelve a mi(niño) a su salud.




V

Te lo pido por los agudos dolores
de la Santísima Virgen,
cuando vio a su hijo
nuestro Señor pendiente de la cruz.
Amen

¡Oh gloriosísimo mártir Señor San Jorge!
que por haber predicado la fe de Jesucristo,
trataron tus enemigos de envenenarte
dándote a beber un vaso con activo veneno;
pero que por tus grandes virtudes,
Dios no permitió que te hiciera daño alguno,
por este milagroso portento te suplico
avives más y más mi fe, para que no tenga
yo que sufrir las horribles mordeduras
de animales ponzoñosos, ni mucho menos
las que introduce el demonio en mi alma
haciéndo­me descender al profundo
abismo para siempre.

Te pido también por el eterno descanso
de las benditas almas del santo purgatorio
y en honra y gloria de la Santísima Trinidad.
Amén.



VI.- Alabanza a SR. SAN JORGE

¡Oh San Jorge valeroso
que mataste al feo dragón
impide tú que el demonio
me haga caer en tentación.

Sálvame como salvaste
a la hija del rey de Libia
que nunca la peste llegue,
y mis pesares alivia.

El dragón nos representa
al demonio maldecido,
que tentado al pecado,
quisiera verlo perdido

Esa fuerza de tu brazo
que hirió de muerte al dragón,
que me salve, yo lo espero
en cualesquiera situación

Triunfaste del enemigo
con sin igual valentía,
y así triunfarás, no dudo.
de mi triste cobardía,

Yo debiera ser valiente
para domar a mi carne
y ante el dragón infernal
tiemblo yo sin libertarme.

En el desierto a Satán
derrotaste con nobleza,
ayúdame, tú, San Jorge,
quítame tanta vileza.

Del animal ponzoñoso
que me ataque en despoblado,
cúrame, Jorge bendito,
y haz que siga mejorado.

El Señor te dio poder
sobre cualquier animal;
y por eso ahora te pido,
que me defiendas del mal.

De tu poder admirable
diste prueba sin segundo,
cuando llegaste a Filenia
al dragón atando al punto.

Al mirar aquel prodigio,
la ciudad se convirtió,
y ganaste para el cielo
miles de almas, cual se vio.

De ti espero gran consuelo,
líbrame de todo mal;
¡Oh Jorge, santo bendito,
se tú mi escudo y fanal.



VII
¡Oh Dios, que nos alegras
con los merecimientos
y con la intercesión
de tu bienaventurado
már­tir San Jorge,
concé­denos que consiga­mos
por tu gracia los beneficios
que pedi­mos por su interce­sión.

Por Jesucristo Nuestro Señor,
Amén.



VIII

San Jorge
Oh Señor, aclamamos Tu poder
y humildemente rogamos que,
al igual que San Jorge imitó
la Pasión de Nuestro Señor,
permitas que El venga ahora
en ayuda de nuestra debilidad.
Te lo pedimos en el nombre
de Dios Todopoderoso.

Amen.



IX.- Plegaria a San Jorge

“San Jorge Bendito
amarra tu animalito
con tu cordón bendito…”


X.- Oración a San Jorge

“Señor San Jorge Bendito
por tu gloria celestial
y tu poder especial
líbranos de todo mal,
de sabandijas y víboras,
de todo bicho rabioso
de piquetes de alacrán
y de animal ponzoñoso
y de pecado mortal.”

Esta plegaria tiene poco más de doscientos cincuenta años, los mismos que tiene esta oración.




XI
Oh San Jorge Patrono mío
cuídame mucho en calor y frío
de noche y de día, en tierra o en mar
dame tu mano para no pecar.

Con pobres y ricos, con tristes y alegres
nunca me abandones
ni de mí te alejes.



XII
¡Oh esclarecido y predilecto Santo de Dios!
que con incomparable valor
te arrojaste sobre aquel dragón feroz
y le heriste profundamente con tu lanza,
en los momentos en que una niña
de la provincia de Libia,
iba a ser devorada por tan feroz mounstro.

Así te suplico me libres
de los ataques de una fiera,
de los piquetes y mordeduras
de animales ponzoñosos,
como también de las horribles
tentaciones del demonio.

Te lo ruego por los afrentosos ultrajes
que sufrió nuestro Señor Jesucristo
durante su penosísima pasión y muerte.


Amén. 



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